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La ira y cómo controlarla

Todos queremos una vida plácida, llena de alegrías, momentos gratos y felicidad… pero no todo es color de rosas, hay que entender que existen algunas emociones que simplemente no son del todo agradables pero que con trabajo y dedicación, se pueden ir suprimiendo poco a poco, hoy tu Coach Cristina te hablara sobre la ira y cómo controlarla, ya que este sentimiento suele habitar en cada uno de nosotros, pero si no se usa con razonamiento y se sale de control, puede llegar a ser muy dañino, no sólo para los demás, sino también para la propia persona. Si sufres de algo relacionado a esto, te invitamos a leer y entender más el tema.

Conoce un poco más sobre este sentimiento

Empecemos por lo básico, ¿qué es la ira? Como te decíamos al principio, es una emoción que puede llegar a ser destructiva si no es controlada. Si no te animas a tomar las riendas de tu vida y evitar que esta situación salga de control, puede convertirse en un obstáculo en muchos aspectos de tu vida, perjudicándote seriamente en el ámbito social, laboral, personal y familiar.

Cada persona puede experimentarla de distintas formas. Puede también variar en intensidad y frecuencia, comenzando como una irritación leve, para terminar con un cólera incontrolable y sufrirla con tanta frecuencia que se puede hablar de una ira crónica. Sabemos que es una emoción natural que es necesaria en ciertos casos, pero si se sale de control puede adoptar comportamientos como gritos, violencia, amenazas, ofensas, respuestas cortantes o venganza. Cuando se sufre de una ira irracional, nos referimos a aquellos individuos que cuando se les dispara no respetan a las personas que tienen a su alrededor ni tampoco a las que queremos y tenemos un gran afecto.

¿Donde se origina la ira?

¿Sabes por qué surge la ira? Esta nace debido a miedos, inseguridades, envidia, celos, de no saber cómo actuar, o de emociones guardadas desde hace mucho tiempo. Puede surgir cuando alguien no controla una situación de la forma en la que desea o las acciones de los demás, también cuando no se aceptan ciertos hechos o resulta molesta la forma de ser de los que componen el entorno. Muchos problemas personales y recuerdos de hechos traumáticos (también situaciones que nos hicieron enfadar mucho en determinado momento) son causantes de que está emoción se haga presente.

Cuando una persona se siente frustrada, esto puede derivar en ira, en cólera y se tiende a culpar a los demás y a las circunstancias de los impulsos. Puede ser que los otros tengan algo que incomode, pero es importante que sepas que muchas de estas emociones solo dependen de “tu mundo interior”. Muchas personas suelen recurrir a pensamientos o recuerdos para enrojarse más. Factores como el estrés, la falta de prisa, ruidos fuertes, etc, nos hace más susceptibles.

Ten presente que, tanto la calma como la ira se aprenden. Si sufres de este problema, es necesario que tomes la responsabilidad de asumir tus propias acciones (no es algo fácil pero es posible), trata de deducir de dónde proviene esta emoción y qué la detona, trata de responder el por qué una persona o situación te causa tanto malestar y tener e4n cuenta que no hay nada que puedas hacer para que esa persona cambie su forma de actuar o pensar (no puedes ser un modificador de conductas) Lo más inteligente que puedes hacer es asumirlo.

La ira y cómo controlarla

La agresividad puede ser una respuesta aprendida desde muy niños que se condiciona y asocia a ciertas situaciones. La ira casi nunca soluciona nada y solo ayudará a que te sientas peor, puedes seguir estos consejos de control para que puedas vivir con mucha más tranquilidad:

  • Si la situación se puede evitar, no aporta nada: Haz una lista de las cosas que te hacen reaccionar con rabia que parece irracional y evítalas si es posible, pero eso sí, que esto no sea una excusa para huir de los problemas.
  • Si la situación no es evitable, afróntala: Detecta tus reacciones y domínalas antes de que estas te dominen a ti, si sientes que tienes una respiración agitada, ceño fruncido, labios apretados, puños cerrados, sudoración, aumento del ritmo cardíaco, etc, sabes que tienes un problema. Puedes alejarte temporalmente de la situación que te provoca ira y retomarla cuando estés más en paz, esto funciona bien en las discusiones.
  • Acostúmbrate a las situaciones y acéptalas como parte del día a día, no las controles, solo mide tus reacciones a estas. No saques del “baúl de los recuerdos” en cada discusión.
  • Trata de ponerte en el lugar del otro de la forma más objetiva posible.
  • Evita tener expectativas muy altas de los demás, cada persona tiene valores distintos.
  • La meditación es una técnica muy usada para el control emocional que puedes usar.
  • Las técnicas de relajación son también muy efectivas, la respiración abdominal, relajación muscular progresiva de Jacobson y el entrenamiento autógeno de Shcultz son muy efectivas.

Espero que con estas técnicas puedas calmar esa ira que a veces no te deja vivir la vida como quieres. ¿Sufres de esta condición? ¿Te identificas con algo plasmado en este artículo? Envía tus comentarios y contáctame, además, si te ha gustado este post sobre la ira y cómo controlarla, no dudes en compartirlo a través de tus redes sociales.


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